A-Mar. El Shabat de la Canción – Shabat Beshalaj
A-MAR
EL CRUCE DEL IAM SUF
SHABAT BESHALAJ
SHABAT SHIRA
Este shabat quiero compartir algo que surgió reflexionando en una particularidad de nuestro idioma.
No solo en hebreo, como vemos muchas veces al estudiar el Zóhar, la kabalah, los Escritos del Arí, se pueden encontrar entendimientos revelando lo que se oculta en las palabras.
Yendo al tema, con años de leer y escuchar acerca de la parashá, por primera vez vi algo en esta salida de Egipto y el posterior cruce del Mar Rojo, que es lo que se narra en este shabat. El pueblo hebreo (nosotros como conciencia de Israel, no por geografía sino por deseo de adhesión con el Creador) pasó de la esclavitud a la libertad (nada nuevo hasta aquí).
La cuestión es que ser esclavo implica tener un AMO, y esta misma palabra, como verbo en vez de sustantivo, refiere la acción de AMAR (yo amo).
El Zóhar nos cuenta que Moshé tuvo que hacer un gran esfuerzo para sacar al pueblo de Egipto, ya que, contrariamente a la explicación literal (pshat), no estaban tan mal ahí. De hecho, al poco tiempo de haber salido, le reprocharon varias veces que estaban mejor en tierras del Faraón y hasta proponían regresar. Y también se cuenta que había quienes pensaban en exterminar definitivamente a los egipcios con ayuda de Dios y apoderarse de ese reino.
La esclavitud en Egipto, como explica el Arí, es una metáfora de como el Alma, al encarnar, queda sometida a los deseos egoístas del cuerpo hasta que logra liberarse. Como en la Torah, en la vida de muchos de nosotros son necesarias varias plagas para que el cuerpo permita que nuestro verdadero ser tome el control.
Entonces, en este día, la invitación es a reflexionar acerca de “cuánto AMO a mi AMO“, a lo que me esclaviza. No solo en el sentido de desear más aquello que me hace daño que lo que me hace bien, sino también, de esa especie de “disfrute“ en revolver viejas heridas de cosas que pasaron hace mucho; en esa insistencia en sentirse y mostrarse como víctima; en esa química que invade el cuerpo cada vez que esas situaciones aparecen en la vida o en la memoria.
Hoy es un buen día para hacer ese cambio (cualquier día en que leas esto vale como “hoy“). Para dejar de amar al amo y comenzar a amar al Amor. Para dejar de pelear, con uno mismo, con los demás, con el mundo. Puede que tengas razón, pero quedarte en el enojo es seguir en Egipto, y hay una Tierra Prometida esperándote desde siempre. En el medio está ese mar, esa emoción que hay que cruzar de una vez por todas. Casi todos sabemos cuál es, dónde queda, qué tanto miedo le tenemos. Y así se cruza si no queda otra, con miedo y todo.
Nuestro ego vendrá con todos sus ejércitos tras nosotros, pero si pasamos al otro lado, habrá perecido en el intento.
Este shabat se conoce también como “Shabat Shirá“, el shabat de la canción, porque luego de cruzar el mar, todo el pueblo entonó al unísono una canción que nunca antes había escuchado. Quizás algún día no muy lejano estemos todos cantando un mismo canto; uno nuevo, que tal vez nunca sonó hasta hoy, pero que nuestras almas conocen desde el principio de los tiempos. Mientras tanto, si nos decidimos a dar el paso y cruzar, en ese mismo instante podremos escuchar su ritmo en el latido de nuestros corazones.¡Shabat Shalom!